LIBRO IX:
El rey Turno ruega a Eneas por su vida |
Aprovechando
la ausencia de Eneas que Iris le descubre, Turno pone sitio al campamento troyano
y quema sus naves, que la diosa Cibeles convierte en Ninfas del mar. Aventura
nocturna de Niso y Euríalo, quienes tratan de romper el cerco para avisar a su
rey de la difícil situación del campo troyano; la muerte de ambos amigos hace
que decaiga más la moral de los soldados troyanos. Turno ataca con redobladas
fuerzas, y el propio Ascanio debe empuñar las armas contra los atacantes, dando
muerte a Numano. Pándaro y Bitias intentan engañar a los sitiadores y les abren
la puerta que les había sido confiada, pero Turno advierte el engaño y entra en
el campamento causando gran matanza entre sus enemigos hasta que, rechazado y
acosado, ha de arrojarse con sus armas al Tíber.
LIBRO X:
Mecencio, herido, es socorrido por su hijo Lauso |
Convoca
Júpiter la asamblea de los dioses para discutir la guerra del Lacio; ante la imposibilidad
de conciliar los criterios de Juno y de Venus, decide el padre de los dioses
permanecer neutral, lo que viene a ser dejar la guerra en manos del hado y sus
disposiciones. Cuando los rútulos preparan un segundo ataque, se presenta Eneas
con las tropas tirrenas y las que Evandro puso bajo el mando de su hijo
Palante; las naves transformadas en Ninfas le habían avisado del peligro que
corrían los troyanos. Eneas desembarca y comienza el combate en el que muere
Palante a manos de Turno. Cuando más enfurecido está el héroe troyano por
vengar la muerte de su amigo, Juno consigue de Júpiter que saque a Turno del
campo, librándole de una muerte inminente; para ello le ponen delante un
fantasma con la figura de Eneas, y el rey de los rútulos le persigue por tierra
y por mar hasta las riberas de Ardea, donde sale avergonzado de su error. Toma
Mecencio el mando del ejército latino hasta que es herido por Eneas, quien
después da muerte a su hijo Lauso. Duelo de Mecencio, que vuelve enardecido al
combate y es muerto por Eneas.
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